Como un pequeño homenaje a Guadalajara en el 469 aniversario de su fundación. Para los que tuvimos la fortuna -¿o será infortunio?- de haber sido testigos de su transformación a mediados de los 60; ya bien lo dijo el poeta y escritor Jalisciense Ramón Iñiguez Franco: "Y así eran estas historias...en un barrio tranquilo y apacible, donde veíamos cada mañana salir el sol por el mismo horizonte, que es quizás lo único que no ha cambiado, ni cambiará quien sabe durante cuanto tiempo..."
jueves, 17 de noviembre de 2011
AVENIDA HIDALGO Y AL FONDO EL COLEGIO DEL ESPIRITU SANTO
El arco de "Porfirio Díaz" se estrenó en 1888 con la llegada del ferrocarril a Guadalajara. Se localizaba en el cruce de la Avenida Hidalgo y la calle General Coronado, marcando a fines del siglo XIX el punto de entrada y salida de la ciudad de Guadalajara.
En el inicio de la década de los años cuarenta y a propuesta del Sr. Juan Collignon y con apoyo del Club Rotario, el arco fué remozado y trasladado al lugar que hoy ocupan los actuales "Arcos de Guadalajara" en el que se estimaba que terminaba la ciudad, por supuesto ya no se llamó "Arco de la Revolución o de Porfirio Díaz". Pero tan pronto fué instalado, se advirtió la poca representatividad del mismo como puerta de entrada a la segunda más grande ciudad de la república mexicana. Era demasiado pequeño y muy "endeble" menciona el historiador tapatío Ramiro Villaseñor Villaseñor. El famoso arco estuvo relativamente poco tiempo antes de ser removido, instalándose en el poblado de Palo Alto, sobre la rivera sur del lago de Chapala, lugar que -transitando la carretera Guadalajara-Morelia- señala los límites de Jalisco y Michoacán.
Texto de: Jorge Verea Palomar "De Tiempos y Vientos" "El Informador"
Muy interesante información, la verdad es bastante educativa.
ResponderEliminarSaludos desde el colegio en Guadalajara.