Como un pequeño homenaje a Guadalajara en el 469 aniversario de su fundación. Para los que tuvimos la fortuna -¿o será infortunio?- de haber sido testigos de su transformación a mediados de los 60; ya bien lo dijo el poeta y escritor Jalisciense Ramón Iñiguez Franco: "Y así eran estas historias...en un barrio tranquilo y apacible, donde veíamos cada mañana salir el sol por el mismo horizonte, que es quizás lo único que no ha cambiado, ni cambiará quien sabe durante cuanto tiempo..."
Para ver las imágenes:
La intención de este trabajo es observar y comparar a la Guadalajara de "Ayer y Hoy" y mostrar como la ciudad se ha transformado. Cómo de ser una ciudad provinciana se ha convertido en una urbe en el que desaparecieron barrios y edificios de gran belleza. Es únicamente una muestra de lo que no nos tocó vivir, y para que los jóvenes de hoy conozcan, cuando menos en fotografía, algunas escenas de lo que nostálgicamente algunos recordamos de la tranquilidad de sus barrios de mediados del siglo XX.
sábado, 23 de junio de 2012
viernes, 22 de junio de 2012
domingo, 17 de junio de 2012
miércoles, 13 de junio de 2012
domingo, 10 de junio de 2012
sábado, 9 de junio de 2012
CHALET NIGG O CASA BELL
En la esquina surponiente del cruce de las avenidas Lafayette (hoy Chapultepec) y Vallarta, precisamente en la contraesquina de la magnífica Villa Normandía, aproximadamente en 1910, el ingeniero Enrique Choistry logra la que quizás sería la más notable de sus realizaciones en nuestra ciudad: El Chalet Nigg.
Esta casa fué construida para don Juan Nigg, un acaudalado francés avencindado por algunos años en nuestra ciudad que al regresar a su pais la vendió a la familia Bell, es decir, a la esposa y descendientes de don Ricardo Bell. El famoso payaso que aunque había fallecido en 1911, seguía teniendo gran renombre en los medios sociales de la época, de tal manera que debido a la celebridad de esa familia, todavía es erróneamente identificada como la casa Bell.
Por la razón anterior, aquella residencia, a pesar que con los años tendría varios dueños y usos, conservaría durante su existencia esa identidad. Su hermosa apariencia, con aquella escalera monumental exterior, y sus señoriales jardines que llegaban hasta la calle López Cotilla, fueron objeto de reportajes en revistas internacionales y retaba, según yo con ventaja, a la celebridad de la notable finca vecina.
Fue propiedad también de la familia Vizcaíno y terminó sus días como nueva sede del prestigiado Casino Jalisciense o Reforma; posteriormente ya a principios de los sesenta, la maldición de los edificios distinguidos la alcanzó, y duró abandonada por años hasta su demolición y ulterior sustitución por un edificio utilitario ahora ya también pasado de moda.
Texto: Edificaciones de Guadalajara (Skyscraper)
TEATRO CUAUHTEMOC (JUAN MANUEL Y CONTRERAS MEDELLIN)
La
historia de las salas cinematográficas en Guadalajara nos remonta a principios
del siglo XX, cuando se fundaron salas como El Salón Verde (1904) o el Salón
Azul (1912). En otros casos, se trató de teatros que fueron adaptados para
realizar proyecciones.
Así
inicia la historia del que un día fue el teatro Apolo, aquel que durante varios
años sirvió de escenario para pastorelas, y que fue remodelado en 1902 por
iniciativa de su dueño –don Prudenciano Guerrero- con apoyo de la cervecera
Cuauhtémoc que pagó la fachada (motivo por el cual cambió de nombre a Teatro
Cuauhtémoc); posteriormente fue adquirido por Feliciano Estrada -uno de los
promotores del séptimo arte en la ciudad-, convirtiéndose en el Cine
Cuauhtémoc.
En su
primera función se proyectó ‘Las
fiestas del centenario en México’, que en palabras de los
estudiosos del tema, se trató de una especie de documental en el que se
mostraba el desfile histórico encabezado por el ministro español Camilo García
de Polavieja, quién aparecía portando el estandarte que usó Miguel Hidalgo al
iniciar la guerra de Independencia.
Durante
esta época, apostarle al giro cinematográfico resultaba muy complicado; por un
lado había muy pocas agencias que se dedicaran a la renta de películas, y por
el otro las pocas cintas que circulaban en México tenían un alto precio de
alquiler, por lo que la oferta comenzó a volverse monótona.
Ante
esta situación el dueño del Cine Cuauhtémoc decidió rentar el inmueble para que
se presentaran funciones de marionetas. Fue hasta el 17 de octubre de 1911 que
este cine re abrió sus puertas para volver al giro de las imágenes en
movimiento, y lo hizo con la cinta Vonot.
Esto fue posible debido a que los señores José Montes y Carlos Pérez Rojas,
fundaron una empresa con la que echaron a andar tres salas de cine: Excelsior,
Allende y Cuauhtémoc.
El
Cuauhtémoc era un espacio para los que no podían pagar mucho, sus localidades
oscilaban entre los 5 y los 10 centavos (precios de galería y luneta,
respectivamente). Según testimonios de la época este factor hacía que el cine
luciera abarrotado en sus funciones, pero también que dicho hacinamiento
causara molestias a los asistentes, éstos iban desde empujones, gritos y peleas
durante la función, sin contar el calor y los aromas, fruto de la humanidad que
asistía a la funciones.
La
finca está ubicada por la calle Juan Manuel –apenas a unos metros al oriente
del Templo de Capuchinas- y actualmente funciona como estacionamiento. Aún se
pueden apreciar algunos detalles de la fachada del antiguo cine, sin embargo su
interior fue demolido.
Fuente:
"Descubre centro histórico de Guadalajara"
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