

Hacia
finales del siglo XIX nació en Guadalajara la industria cervecera. Según
refieren las crónicas, la primera fábrica se fundó en el año de 1880 por un
ciudadano extranjero de nombre Francisco Boudeoup, y estuvo establecida por la calle de la
Merced (ahora Hidalgo), entre la de Moro y Mezquitán, es decir muy cerca de donde se
levantaron algunos años más tarde los edificios de la cervecería "La
Estrella".
No se
pudo averiguar si la citada cervecería fue trasladada posteriormente al lugar
que ahora ocupa la Cervecería del Oeste, o si allí se estableció una nueva
fábrica, pero es el caso que en el transcurso de los años de 1887 a 1895, el
señor don Juan Ohmer,
súbdito alemán, instaló en ese lugar una fábrica de cerveza que denominó
Cervecería de León.
Pocos
años estuvo el señor Ohmer en
posesión de esa Cervecería, pues por el año de 1908, habiendo llegado de
Monterrey el señor don José M. Schnaider, experto cervecero, que había sido socio
de la Cervecería Cuauhtémoc, adquirió la fábrica, rebautizándola, con el nombre
que llegó a ser muy popular entre los jaliscienses, Cervecería "La
Perla".
Emparentado
el señor Schnaider con
algunas familias distinguidas de Guadalajara, pronto se hizo de un magnífico
ambiente para sus productos, los que distribuían, primero, dentro de la ciudad
solamente, pero más tarde los hacía llegar también a otras poblaciones del
Estado.
El
señor Schnaider,
para hacer propaganda a sus cervezas, hizo formar unos amplísimos jardines a lo
largo de todo el frente poniente de la Cervecería, en el tramo de la calle de
Cabañas comprendido entre las que se llaman Pablo Gutiérrez y Esteban Alatorre,
y era de verse cómo a esos jardines, que fueron acondicionados con numerosas y
cómodas mesitas, afluía la gente de todas las clases sociales a refrescarse
saboreando las exquisitas cervezas de "La Perla". Las marcas que
elaboraban el señor Schnaider eran
"Tívoli",
"Pilsner",
"Lager" y
"Bock
de Mayo". Posteriormente, allá por la época del primer centenario de
nuestra independencia, año de 1910, lanzó al mercado otra nueva marca que la
llamó precisamente cerveza "Centenario".
Muerto
don José, siguió administrando el negocio su hermano don Guillermo, quien
conservó la fábrica hasta 1933 o 1934 en la que vendió al señor don Alberto V. Aldrete.
Dueño ya este señor de la cervecería, le cambió el nombre por el de
"Cervecería Occidental" y después de haber realizado las existencias
que había recibido de don Guillermo Schnaider, empezó a elaborar sus propias marcas
que eran: "OK", "Tapatía" y "Soñadora".
Desgraciadamente para don Alberto, el negocio, por diversas causas, no
prosperó, sino que vino paulatinamente a menos, viéndose obligado a venderlo a
su vez a las personas que fueron dueñas de la Cervecería del Oeste.
Como
todos los negocios incipientes, la industria cervecera en Guadalajara se
desarrolló muy lentamente durante los primeros años de su vida y no fue sino
hasta 1937, en que se inició su franco desarrollo, debido por una parte, a que
la Oeste desde luego se preocupó por modernizar los equipos de fábrica, y por
otra, a que el gobierno federal dictó diversas leyes protectoras de la
industria, y a que también el consumo de la bebida vino intensificándose día a
día en forma extraordinaria con notorio beneficio para la economía nacional,
por los importantes ingresos que por concepto de impuestos la industria aporta
tanto al gobierno federal como al del Estado.
Juan
Gil Flores
Cronista de Guadalajara